El momento de largada es ahora para ese tipo de proyectos que son complejos porque requieren de capitales multimillonarios y tienen márgenes de ganancia estrechos. La sanción del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) intenta sanear el contexto adverso de la inestable macroeconomía doméstica. El gran interrogante es cómo reducir el costo de financiamiento con un riesgo país en un nivel insalubre.
Más allá de la coyuntura, hay dos proyectos que se piensan instalar en Punta Colorada, y que posicionan a la costa atlántica rionegrina como el hub exportador del gas de Vaca Muerta a los mercados globales. Uno es la ambiciosa empresa de YPF y Petronas que prevé inversiones de entre 30 mil y 50 mil millones de dólares en la construcción de gasoductos desde Neuquén hasta la costa y una planta de licuefacción. Las compañías tomarán en 2025 la definición final de inversión.
La segunda iniciativa, ya definida para que arranque en 2027 es la de Pan American Energy (PAE) con la empresa noruega Golar para exportar producción de las cuencas del Golfo y Austral, mediante un buque licuefactor que se instalará en la costa rionegrina.
La demanda mundial de gas
¿Por qué Argentina se permite soñar con ingresar a las grandes ligas del mercado global del GNL? Primero, por los cuantiosos recursos de Vaca Muerta, que desde hace unos años son rentables de extraer, con altas productividades y costos cada vez más competitivos. Pero fundamentalmente porque hay una demanda mundial que abastecer. La discusión pasa por la ventana temporal que tendrá Vaca Muerta para posicionarse como proveedor de GNL.
Un informe elaborado por la consultora Economía & Energía, que dirige Nicolás Arceo, cita a la compañía BP, que plantea dos escenarios energéticos para las próximas décadas. En el escenario Current Trayectory, es decir el rumbo actual que tiene el sistema energético y las políticas climáticas, la demanda de gas natural seguiría en ascenso y alcanzaría un pico en 2045, y se ubicaría un 19% por encima del valor de 2022.
En el escenario Net Zero, que espera una reducción drástica de las emisiones de carbono, el pico de consumo se alcanzaría ya en 2025. A partir de allí, se reduciría hasta alcanzar en 2050 un valor 55% inferior al de 2022.
El GNL ganará mercados
En cualquiera de ambas perspectivas, en las próximas décadas el GNL ganará presencia en los mercados europeos y asiáticos, lo que se traduce en una gran oportunidad para la Argentina, que deberá acelerar sus proyectos para atender una demanda urgente.
Shell proyecta que la demanda de GNL se ubicaría en 2030 entre 550 y 600 millones de toneladas anuales (MTPA), es decir, entre un 37% y un 49% por encima de los 401 MTPA comercializados en 2023. Por su parte, el escenario tendencial de BP muestra un valor intermedio, con un crecimiento del 41%, ubicándose las importaciones de GNL en 570 MTPA.
Hacia 2040 las importaciones de GNL continuarían creciendo y alcanzarían, según la proyección de Shell, entre 620 y 690 MTPA (entre un 54% y un 72% por encima del valor actual), mientras que en el caso de BP la proyección resulta cercana a este último valor (686 MTPA).
Fuente: mase.lmneuquen.com