La foto solo confirmó una realidad que era palpable puertas adentro del mundo sindical desde hace varios meses. La CGT terminó ayer de consumar su fractura y quedó dividida en dos sectores enfrentados según el vínculo que cada uno mantiene con el Ejecutivo macrista.
De un lado de la vereda los grandes gremios de servicios, agrupados en el grupo de los gordos, los independientes de Upcn, la Uocra y Obras Sanitarias, y otros sindicatos de peso como los colectiveros de la UTA y la UOM de Antonio Caló optaron por hacer valer su perfil dialoguista con la Casa Rosada y vaciaron ayer la reunión del consejo directivo de la central autoconvocada por el moyanismo para profundizar su disputa con el Gobierno.
Justamente Moyano con el respaldo de Luis Barrionuevo consolidaron el bloque sindical crítico, y con el auxilio de los triunviros Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña lograron la adhesión de un sector de la entidad (cerca de una veintena de gremios de la cúpula sindical) a la marcha convocada para el próximo 22 de febrero contra la política económica y socio-laboral de la gestión de Cambiemos.
Un rato antes de la cumple cegetista, el propio Pablo Moyano había gestionado el apoyo de la CTA de Hugo Yasky y Roberto Baradel a la protesta, mientras se entusiasma con sumar en los próximos días la adhesión de la CTA de Pablo Micheli y los principales movimientos sociales y organizaciones de izquierda. La denominada Corriente Sindical, que lidera el bancario Sergio Palazzo y que no integra formalmente la conducción cegetista, también será parte de la movilización del 22. «Es la piedra basal de la confrontación desde el movimiento obrero y de la articulación de la protesta social contra este gobierno», definió Palazzo ante El Cronista.
Otro importante dirigente que tampoco asistió al encuentro rechazó que la mayoría de la CGT respalde la marcha. «No vamos a ser parte de la pelea personal que tiene un dirigente contra el Gobierno», advirtió.
Pablo Moyano asumió la crítica más dura contra los gremios que decidieron mantener el diálogo abierto con la Casa Rosada y sostuvo que en la movilización del 22 «se va a ver si los trabajadores creen en sus dirigentes o en los políticos».
El número dos de Camioneros también reforzó las denuncias de su padre contra el Ejecutivo. «Atacan a los dirigentes gremiales para tapar un modelo económico que no cierra si no es con más ajuste sobre los bolsillos de trabajadores y jubilados», enfatizó.