El presidente se autoelogió por el ajuste más grande de la historia y por los extraordinarios logros que asegura haber alcanzado
Este lunes el presidente Javier Milei recorrió las oficinas de la billetera virtual Ualá en la Ciudad de Buenos Aires, donde aseguró que “la recesión ya terminó” e invitó a los empresarios a “subirse al tren del progreso ahora”.
En un discurso de 15 minutos, el mandatario se mostró muy optimista sobre el rumbo de la economía argentina y volvió a cuestionar el rol del Estado. «Técnicamente estamos cerca de lo que sería la inflación monetaria 0», afirmó, remarcando que «nos encaminamos a retomar la senda de la estabilidad que habíamos abandonado hace décadas. Hoy ya podemos decir que la recesión se terminó y de ahora en adelante todo lo que queda es crecimiento».
En este sentido, valoró presidir la gestión que realizó “el ajuste más grande de la historia de la humanidad” y que la economía “solo lo haya sufrido” durante 3 o 4 meses. “Eso es posible porque el ajuste cayó sobre el sector público, no sobre el sector privado», opinó en línea con la diatriba habitual en contra de la política y la función del Estado.
«El plan que nos propusimos en diciembre ya está dando sus frutos. La actividad económica encontró su piso en abril y ya en agosto se encontraba prácticamente igual que en diciembre (de 2023), por lo que ya estamos mejor que cuando asumimos. Todo lo que viene será mejor, seremos cada día más ricos», insistió eufórico.
Ante más de 1500 trabajadores y el CEO de la fintech, Pierpaolo Barbieri, Milei destacó a la compañía como modelo en la región y consideró que «Argentina tiene todo para convertirse en una potencia tecnológica».
“Nosotros nos alegramos cuando a las empresas les va bien; por eso prefiero venir acá a felicitarlos y no a inaugurar una obra pública costosa e ineficiente, que nadie quiere», manifestó al tiempo que se mostró orgulloso de haber frenado la obra pública en todo el territorio nacional.
“Dicho sea de paso, no puedo inaugurar obra pública porque la corté de cuajo, pero ¿se acuerdan cuando los políticos de la casta se juntaban para inaugurar canillas, y hospitales que ya habían inaugurado tres veces? Bueno, nosotros necesitamos también esa sinceridad, o sea, como la cortamos, no vamos a inaugurar tampoco».
La voz del Presidente cambió cada vez que habló del Estado como “obstáculo” para el crecimiento. «Hemos vivido siempre bajo la opresión del Estado durante los últimos 100 años, hemos tenido que vivir todo el tiempo en una carrera de obstáculos. Imagínense todo lo que podemos avanzar si barremos todos esos obstáculos», describió enojado.
Y enumeró una serie de cuestionamientos, como que el Estado destruye las riquezas, roba para repartir ganancias entre amigos, oprime al que produce y no genera nada. De esta manera, justificó el recorte a la obra pública y la desregulación estatal, y convocó al sector privado a “subirse al tren del progreso ahora», porque prometió que «en poco tiempo la economía estará volando por las nubes, en el buen sentido».
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