Nació en la Ciudad de San Juan pero desde hace 7 años vive en La Majadita, Valle Fértil, donde realiza joyas artesanales, anillos, dijes, cadenas y aros. Ahora podrá completar ese proceso puliendo sus propias piedras gracias a un subsidio del Programa de Asistencia Financiera para la Pequeña y Mediana Minería, del Gobierno de San Juan.
Fernando Suárez es autodidacta y desde hace 9 años se dedica a realizar y vender sus artesanías. Con el 50 % del subsidio recibido pudo comprar motores para cortar y pulir piedras semipreciosas, discos diamantados, piedras de carburo, paños de pulir, laminadoras, soplete y alpaca para soldar.

«El proyecto fue por $187.000 y recibí la mitad, con eso fui a Buenos Aires a comprar las máquinas y a Catamarca a comprar algunas piedras como rodocrosita. Otras son de Valle Fértil, como cuarzo, granate y feldespato”, contó.


Suárez dijo que es el único artesano que lapida piedras semipreciosas en Valle Fértil, motivado por los talleres de piedras que vio en Catamarca, «ahí quise hacer mis propias piedras”.
El resto del fondo que debe recibir en los próximos meses será destinado a la compra de metales, como las chapas de plata que son costosas, para hacer joyería más fina y también herramientas para hacer terminaciones más delicadas como cincelar piezas a mano y dibujar en el metal.

Fernando, que tiene 32 y vive con su pareja y su hijita de 2 años, comenzó a realizar sus artesanías como autodidacta y después pudo realizar talleres con artesanos en Buenos Aires.
No hay un producto que se destaque en la demanda y vende de todo, aros, anillos, cabullones, que son las piedras pulidas, dijes y talismanes con impronta aborigen. «Siempre prefiero las piedras del país y las de San Juan. Hay una gran diversidad de piedras en Argentina y estoy lapidando y dando formas para destacar la diversidad de colores”, dijo.
Fernando trabaja en el taller en su casa, en La Majadita, con un ritmo estacional: en verano corta y pule piedra, ya que se usa mucha agua en este proceso, y en invierno realiza el armado y soldaduras.

El ritmo de producción es variable. «Puedo cortar muchas piedras por día, soldar es más lento. Por día puedo tener una o dos piezas terminadas, es muy artesanal el proceso pero además hay que estar inspirado, que la piedra te diga algo, que apunte para algún lado. Así van saliendo joyas únicas, nunca repetimos nada”, contó.
Estuvo en la Feria Internacional de Artesanías con productos para todos los bolsillos: dijes de ónix desde $200 y otros trabajos soldados con plata y rodocrosita desde $500.
Antes de ser un artesano joyero, Fernando se ganaba la vida como herrero. Ahora puede dedicarse de lleno a su pasión en el lugar del que se enamoró.
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