Durante mayo, la formación Vaca Muerta registró el mayor nivel de actividad desde el inicio del desarrollo no convencional, con un total de 2.588 etapas de fractura, según el informe mensual elaborado por Luciano Fucello, country manager de la firma NCS Multistage. La cifra implica un aumento del 16,89% respecto al mes anterior y se ubica como la segunda vez en que se supera el umbral de 2.000 etapas.
Las etapas de fractura son una etapa clave del proceso de completamiento de pozos, y su cantidad es uno de los principales indicadores de actividad en los yacimientos. Este nivel de operación anticipa un posible incremento de la producción de hidrocarburos en los meses siguientes, en especial de crudo.
Uno de los elementos que permitió el salto en la cantidad de etapas de fractura fue la disponibilidad de capacidad de transporte. En ese sentido, desde Oleoductos del Valle (Oldelval) se habilitó la ampliación del sistema de ductos mediante el proyecto Duplicar Plus, lo que permitió a las operadoras incrementar su nivel de despacho.
Además, se evidenció un aumento en la eficiencia de los sets de fractura. La empresa Halliburton registró un nuevo récord al ejecutar 318 etapas con un solo equipo, lo que representa un hito en la prestación de servicios asociados a la actividad.
Distribución por operadora
Nueve operadoras realizaron fracturas durante el mes. YPF encabezó el listado con 1.333 etapas, lo que representa más del 50% del total. La siguieron Pampa Energía con 289, Vista con 227 y Chevron con 196. Más atrás se ubicaron Pan American Energy (PAE) con 175 etapas, Tecpetrol con 137, Phoenix Global Resources (PGR) con 91 y TotalEnergies con 45.
La concentración de la actividad en un grupo reducido de empresas refleja la consolidación de las operadoras con mayores capacidades técnicas y financieras para sostener el ritmo de desarrollo que exige la formación.
Señales de desaceleración
A pesar del récord alcanzado, hay señales que podrían anticipar una desaceleración hacia el último trimestre del año. Según el diario Río Negro, circulan versiones sobre el posible cese de operaciones de al menos dos sets de fractura. Este tipo de ajustes ya se observaron en 2023, cuando algunas empresas redujeron la actividad tras completar de forma anticipada sus planes de inversión.
El desenlace dependerá del contexto macroeconómico, de los precios internacionales y de la disponibilidad de infraestructura para sostener los niveles de producción proyectados. En paralelo, la continuidad de los contratos de servicio también impactará sobre el nivel de empleo y la dinámica de las empresas proveedoras del sector.
Fuente: www.adnsur.com.ar