Claudio Molina, consultor y analista, se refirió a las claves de este mercado, las perspectivas del biodiesel, del bioetanol y el marco regulatorio.
La industria argentina de biodiesel tiene una capacidad de producción de alrededor de 3,9 millones de toneladas anuales. Durante el período 2018-2022, el uso promedio de esa capacidad instalada de producción de biodiesel se ubicó en el alrededor del 48 %
Consultado sobre al realidad del sector, Claudio Molina, consultor, aseguró que «este año será pésimo en término de producción, ventas y exportaciones de este biocombustible, con registros inferiores a los de 2009, año en que esta industria estaba dando sus primeros pasos. Ello resulta de una confluencia de sucesos negativos que se han producido, entre ellos, la gran sequía que afecta al país»
El especialista afirmó que el año pasado se produjo un fuerte desabastecimiento en el mercado interno de gasoil, que obligó al Gobierno Nacional a elevar el contenido de biodiesel en las mezclas -desde un 5 % a un 7,5 % en forma permanente, a través de la Resolución 438/22 de la SEN emitida en junio de dicho año, agregando al mismo tiempo un corte transitorio adicional del 5 %, por cuatro meses, desde el mismo mes de junio-.
A pesar del problema planteado y el aporte muy positivo del biodiesel a formar una oferta adecuada en cantidad y calidad, explicó que «ese mandato teórico no se cumplió, ni tampoco se cumple este año, donde los registros indican que el contenido de biodiesel por las mezclas, es cercano al 5 %, cuando debiera ser de un 7,5 %«.
Respecto del comercio exterior, recordó que en 2013 la Unión Europea aplicó al biodiesel argentino, aranceles de importación antidumping. Hasta aquel momento, ese destino representaba más del 90 % de los embarques de este combustible biológico.
Por el lado del mercado interno de biodiesel, Molina sostuvo que «no es de esperar a corto plazo, un aumento del contenido obligatorio de este biocombustible en el gasoil mineral por encima del 7,5 % que rige actualmente».
«De esta forma, la situación actual indica que la demanda interna de biodiesel está amesetada y con tendencia a declinar, y el segmento externo, en una difícil situación. La generación eléctrica luego de incumplir con la obligación de corte de gasoil con biodiesel establecida por Resolución 1125/13 de la SEN, luego de la sanción de la Ley 27.640, quedó eximida de tal obligación, comentó.
En el caso de la capacidad instalada de la industria argentina de bioetanol hoy es del orden de 1,5 millones de m3 anuales, al tiempo que existen proyectos de ampliaciones de planta en curso, a través de la existencia de dieciocho plantas habilitadas por la Secretaría de Energía de la Nación -doce que procesan caña de azúcar y seis que procesan maíz-.
Molina detalló que «en 2022, la utilización de dicha capacidad fue del orden del 73% -la mayor capacidad ociosa se produjo en la industria que procesa caña de azúcar-, registrándose una producción de 1.156.000 m3 y un consumo interno de bioetanol del orden de 1.126.000 m3, con un aporte del 60 % de parte de las destilerías de maíz, y de un 40 % de ingenios azucareros, derivado del cumplimiento de un mandato de corte del 12 % de bioetanol con naftas establecido por Decreto 543/16, ratificado por Ley 27.640. Las exportaciones de bioetanol para uso combustible, si bien crecen, parten de niveles muy bajos, menores a los 40.000 m3 anuales».
Si bien en el corto plazo, la demanda interna de bioetanol crecerá motorizada exclusivamente por la demanda de naftas, en el mediano y largo plazo, el panorama es distinto.
«En Argentina podría aumentar el corte de naftas con bioetanol, progresivamente en varios años hasta llegar a E25 / E27,5 (con pocos saltos discretos), en paralelo con la incorporación de bioetanol hidratado y la homologación del uso de vehículos con motores Flex Fuel, kits de conversión o emuladores, o bien implementarse en lugar de una oferta de bioetanol hidratado, E85, o bien mantenerse la actual oferta de E12 o pasar a E15 y generarse una oferta de bioetanol hidratado, o alguna otra variante que está en estudio por parte del Poder Ejecutivo», explicó.
En cuanto al marco regulatorio, dijo que «se requiere trabajar de manera urgente también, para lograr la sanción de una nueva ley nacional que corrija los errores u omisiones asociadas a la Ley 27.640».
«Una cuestión que está en debate y debe ser atendida de manera racional, es el de la búsqueda de competencia dentro del mercado interno de biocombustibles -que opera con alto nivel de regulaciones-, sin soslayar que el mercado de combustibles líquidos en el país, tiene un alto grado de imperfecciones y como tal, debe evitarse facilitar mayor concentración económica, o nuevas variantes», sintetizó.
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