Con la llegada de la pandemia, la biotecnología cobró un gran protagonismo. Fue la industria biofarmacéutica la encargada de la producción de vacunas y posibles tratamientos contra el virus que paralizó al mundo entero. En este contexto, Argentina se posicionó como uno de los 35 países en el mundo que producen vacunas poniendo en evidencia el grado de desarrollo de la industria local.
En Argentina tenemos una larga trayectoria en las ciencias de la vida, con científicos reconocidos internacionalmente al punto que obtuvieron premios Nobel por sus investigaciones. Esta capacidad alimentó y se fue afianzando durante décadas en el sector, convirtiendo a la biotecnología en un sector dinámico de la economía tanto en inversión como en abastecimiento del mercado local de biofármacos de alta complejidad.
La inversión en biotecnología en el país es muy significativa, con plantas construidas con tecnología de punta, siguiendo los estándares internacionales de los entes regulatorios más exigentes, como es la FDA en Estados Unidos y la EMA en Europa. La industria biotecnológica local tiene un gran potencial, impulsado también por la calidad de profesionales con la que contamos. Actualmente el sector está creciendo y expandiéndose hacia nuevas aplicaciones y productos que van más allá de las ciencias de la vida como el agro, los alimentos y la energía.
Desde Insud, tenemos un objetivo principal que guía nuestros esfuerzos en biotecnología: aumentar el acceso. Para lograr esta meta, creemos que hay dos ejes fundamentales: la inversión en capacidad industrial y la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Prueba de esto es que en la actualidad contamos con 27 plantas industriales y 12 centros de I+D.
La producción local de medicamentos complejos a escala industrial, como pueden ser los anticuerpos monoclonales o las vacunas, es una poderosa herramienta para garantizar acceso. Producir en Argentina impacta en muchas variables: permite que más pacientes puedan acceder al tratamiento que necesitan, permite crear empleo de nuestros científicos y científicas, además de que contribuye a ahorrar divisas y a exportar productos con conocimiento como valor añadido.
Por otra parte, es interesante destacar cómo se fue transformando la situación de la industria biotecnológica en el país hacia lo que nosotros llamamos «el paradigma invertido«. La ciencia argentina tiene un gran reconocimiento a nivel mundial, sin embargo, recién durante la última década pudimos transformar la producción local de biofármacos de una industria de sustitución de importaciones a industria de exportación en el mercado internacional. Hoy en día, desde las plantas de Insud, exportamos a Europa y estamos presentes en más de 100 mercados.
La biotecnología es una disciplina que está en constante evolución, que abre innumerables posibilidades de desarrollo para el sector en privado y para el país en general. Sus diversas aplicaciones tienen un impacto significativo en la economía y la sociedad. Argentina cuenta con importantes ventajas competitivas en este ámbito, que le permiten posicionarse como uno de los líderes regionales en la producción y exportación de productos biotecnológicos, no solo vinculados a las ciencias de la salud sino también a la producción de alimentos.
El potencial de la biotecnología local es altísimo y puede verse impulsado por la sinergia entre el sector privado, el sector público y el sólido ecosistema científico-tecnológico que tenemos en el país.
Cronista.com