En diez meses, YPF ha superado la cantidad de punciones que completó en todo 2022. En cinco años cuadriplicó el promedio anual de fracturas por mes por set.
Otro dato para tener en cuenta es que, si se toman en cuenta los registros desde 2013, año en el que comenzaron las tareas en Loma Campana, yacimiento insignia de Vaca Muerta, YPF completó 28742 etapas de fracturas.
Además, si se comparan los datos de 2019 con los diez primeros meses de 2023, la cantidad de punciones casi se duplica.
Este nivel de actividad no se debe al aumento de una cierta cantidad de pozos sino al desarrollo de ramas laterales cada vez más extensas, que permitió aumentar la velocidad de etapas de fractura y encontrar un nuevo nivel de eficiencia.
En YPF monitorean la actividad a través de un calculo que se denomina Volumen Mensual Equivalente (VME), que permite medir la cantidad de etapas por set por mes para ajustar la sintonía fina de las punciones. A través de este modelo, la compañía pudo mejorar sus registros demostrando que en 2017 tenía un promedio anual de 53 etapas de fracturas por mes por set mientras que en lo que va del 2023 lleva un promedio de 202. Es decir, multiplicó por cuatro sus valores. La eficiencia como receta del éxito.
Las claves para YPF
A lo largo de los últimos diez años, las empresas buscaron trabajar en ajustar hasta el más mínimo detalle de sus operaciones. Las ramas horizontales, la disminución de los tiempos muertos y nueva tecnología significaron una evolución en Vaca Muerta.
La llegada de equipos como refueling, que abastece de gasoil de manera online a la bomba de fractura, mejoró de manera dramática las tareas.
A esto hay que sumarle la incursión del simul o dual frac. El procedimiento se basa en hacer dos fracturas con un mismo set donde el caudal de insumo (agua y arena, principalmente) son los mismos que para un pozo tipo, solo que sus caminos se bifurcan para asistir a los dos pozos. Los técnicos continúan trabajando para masificar la herramienta y seguir ganando eficiencia en las operaciones.
Tampoco hay que olvidarse de la sala de fractura que posee la compañía en Neuquén Capital donde se monitorea la actividad de cada uno de los sets y cada una de las etapas de fractura. Este centro genera más de 2 millones de indicadores en tiempo real posibilitando que se tomen decisiones de la manera más ágil posible.
La curva de aprendizaje se traduce en una receta de trabajo para YPF. La búsqueda de los datos finos sirve para dar un salto diferencial en los resultados y, para ello, es necesario tener el camino despejado para que nada interrumpa la actividad.
La logística de arena y de agua tiene que ser perfecta, todas las operaciones asociadas al pozo se tienen que hacer mientras se perfora y que el mantenimiento sea similar al del funcionamiento de los boxes del Fórmula 1 son algunas de las cuestiones a las que se aboca la compañía para ganar en productividad. “No podemos tener horas no productivas”, ese es una regla de hora que persigue el equipo de YPF.
Los primeros resultados se dio en 2019, se retrasó con la pandemia, pero desde 2021 en adelante se puso en funcionamiento la hoja de ruta de las tareas en la formación.
En la operadora saben que no siempre es la tecnología es la que te mejora la performance, sino que, a veces es la práctica operativa es la que ofrece un cambio de mirada. Los técnicos están al tanto que no tendrán un salto descomunal de productividad como sucedió cuando se pasó de pozos verticales a pozos horizontales.
Vaca Muerta se encuentra en un momento donde se ajusta la sintonía de su producción y ya se empieza a evaluar que todo lo que se sabe en Estados Unidos queda chico. Es hora de comenzar a investigar hasta el más mínimo detalle de la roca madre.
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