El sector podría generar desembolsos por US$25.000 millones para 2030 y triplicaría las exportaciones de litio, oro, plata y cobre hasta los US$12.000 millones al año, según estimaciones de la cámara que agrupa a las empresas del rubro; los nuevos proyectos y el rol del RIGI
l clima era de fiesta. Había buen catering, bebidas para todos los gustos –no podía faltar el fernet–, una performance de una aclamada participante de La Voz Argentina y un juego que sorteaba un viaje a Canadá. Pero lo que de verdad sostuvo el buen humor de los participantes de la cena anual por el Día del Minero, realizada en la ciudad de Córdoba a principios de mes, era que todos, funcionarios y empresarios percibían un cambio de época en torno a la actividad. Un cambio favorable.
Lo resumió bien el Secretario de Minería, Luis Lucero, que en el momento de la cena tenía solo cuatro semanas en el cargo. “Una reciente encuesta dio un resultado inédito para la Argentina –dijo Lucero, en el que fue su primer discurso público y oficial–. Consultados sobre si están a favor o en contra de la actividad minera en el país, solamente el 17% de los encuestados se manifestó en contra, y el 65% a favor. Hay un cambio de paradigma. Es un momento esperanzador y desafiante para nuestra actividad”.
Esa esperanza se apoya en un dato. Según una proyección de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), que coincide con un informe de la Secretaría de Minería publicado a principios de año, de concretarse algunos de los proyectos pendientes en el país, el sector podría generar inversiones por US$25.000 millones hacia 2030. En este contexto, las exportaciones de litio, oro, plata y cobre se triplicarían, llegando a US$12.000 millones por año, una cifra que se acerca a la registrada por el complejo sojero, por ejemplo, que generó US$14.000 millones en 2023.
Pero para que la esperanza se concrete hace falta estabilidad. En este sentido, en el sector apuestan por la aprobación del Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI), que está incluido en la Ley Bases y plantea una serie de beneficios impositivos para inversiones de más de US$200 millones. La medida activaría la concreción de los proyectos mineros pendientes –hay 180 en total, pero solo 22 están “en producción”–, favorecería el desarrollo del litio y del cobre (hoy, el mineral más explotado es el oro) y acercaría nuevos jugadores al sector. Esto significaría un enorme impulso para la actividad, que actualmente emplea de manera directa e indirecta a 100.000 personas, y paga el segundo mejor salario promedio del país, por detrás del sector petrolero.
El boom del “oro blanco”
De acuerdo con especialistas, las mayores expectativas están puestas sobre el litio. En los últimos años, la Argentina apuntaló su posicionamiento como uno de los principales referentes a nivel global. De acuerdo con datos de CAEM, el país es el segundo con mayores recursos y el cuarto productor mundial después de Australia, China y Chile. Desde el sector proyectan inversiones por más de US$5000 millones en los próximos años.
La demanda del litio despuntó empujada por los planes de transición energética diseñados por diferentes gobiernos y la tendencia hacia la electromovilidad. Es que el litio es uno de los recursos necesarios para la fabricación de baterías, que facilitan el almacenamiento y el transporte de la electricidad. Diferentes automotrices, por ejemplo, le pusieron fecha de vencimiento a la producción de vehículos con motores diésel y nafteros, como Peugeot y Volvo, que fijaron como meta los años 2025 y 2030, respectivamente.
Actualmente, el mapa del litio en la Argentina incluye un total de 49 proyectos, de los cuales tres están en fase de producción. Dos de ellos están emplazados en Jujuy: uno en el Salar de Olaroz, operado por Arcadium Lithium (firma creada este año tras la fusión de la estadounidense Livent y la australiana Allkem); y otro en Cauchari-Olaroz, de la minera Exar, una compañía argentina conformada por Ganfeng Lithium, Lithium Argentina y Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado. El otro está en Catamarca, en el Salar del Hombre Muerto, operado también por Arcadium Lithium.
A estos también se suma el proyecto de Eramine Sudamérica, firma creada por el grupo francés Eramet y por la siderúrgica china Tsingshan, cuya puesta en marcha está prevista para julio. Ubicado en la zona del salar Centenario Ratones, en Salta, implicó un desembolso estimado de US$800 millones. De acuerdo con la compañía, será la primera planta basada en el método de extracción directa, que permite alcanzar un rendimiento superior frente a los proyectos convencionales, basados en la utilización de piletas para la evaporación en la salmuera.
“Es un mercado volátil, sobre el cual hay mucha expectativa, y que se ve condicionado por el contexto macroeconómico, en el que impactan, por ejemplo, la guerra entre Rusia y Ucrania y los requerimientos establecidos por la Unión Europea para el fomento de la electromovilidad”, señaló Constanza Cintioni, directora de Responsabilidad Social Corporativa y Comunicación en Eramine Sudamérica. Asimismo, resaltó: “La transición es un hecho: todos tenemos un celular en la mano que tiene una batería que lleva litio. ¿El litio es una industria que le aportará un montón al país? Sí. ¿Podremos solucionar todos los problemas con el litio? No”.
Por su parte, Franco Mignacco, presidente de Exar, sumó: “Si bien el precio del litio tuvo una baja significativa desde fines de 2023, las expectativas y las proyecciones siguen siendo muy positivas. Hoy se mueven entre 600.000 y 700.000 toneladas de litio en el mundo, y si miramos las proyecciones para los próximos 10 años, la demanda se triplicará”.
Coincidió Hersen Porta, gerente general de Arcadium Lithium: “Si bien en la industria se observa con preocupación la caída de precios, continúa siendo estratégico en la transición energética global y es una tendencia de la industria automotriz que ya no tiene retorno. La situación actual del mercado no nos impide continuar con nuestros planes de producción y crecimiento tanto a nivel global como local”. Y resaltó: “En los próximos dos años, incrementaremos nuestra capacidad neta de producción a cerca de 95.000 toneladas anuales. La Argentina va rumbo a convertirse en el tercer productor mundial de litio”.
De acuerdo con datos del Ministerio de Economía al cierre de 2023, hay otras cuatro iniciativas en etapa de construcción en el país: Tres Quebradas, de la china Zijin Mining, y Sal de Vida, de Arcadium, en Catamarca; Sal de Oro, de la coreana Posco, con injerencia en las provincias de Catamarca y de Salta; y Mariana, de Ganfeng, en Salta.
La Argentina integra el denominado “triángulo del litio”, junto con Chile y Bolivia, una región que posee salares con grandes niveles de concentración del mineral que representa el 68% de las reservas a nivel global. En ese marco, en 2022, Jujuy, Salta y Catamarca conformaron el Comité Regional del Litio, para facilitar la llegada de inversiones y desarrollar la cadena de valor del recurso.
El oro y la eterna promesa
Pero no es el litio el que empuja la producción minera actual. En 2023, según datos de la secretaría de Minería, las exportaciones del sector generaron US$4023 millones. Fue la cifra más alta desde el récord registrado en 2012, de casi US$4981 millones. Y fue el oro, beneficiado últimamente por una cotización alcista, el metal más extraído: significó el 75% de las exportaciones. El litio explicó el 21% y el resto de los minerales el 4%.
En el país hay 46 proyectos de explotación de oro y 12 minas en producción: seis en la provincia de Santa Cruz, tres en Jujuy, dos en San Juan y una en Catamarca. Las empresas que controlan estos proyectos son mayoritariamente canadienses, como Patagonia Gold, Pan American Silver, Cerrado Gold, Fortuna Silver y Barrick, que a su vez opera con otro controlante, la china Shandong Gold Mining. El proyecto conjunto de Barrick y Shandong, la mina sanjuanina Veladero, es uno de los 25 más grandes del mundo.
Sin embargo, Veladero tiene una particularidad que comparte con otras minas de oro activas en el país y que ilustra su situación general: la vida útil de la mina se encuentra en la parte descendente de la pendiente. Es necesario entonces avanzar en proyectos de exploración. De visita en San Juan, el CEO global de Barrick, Mark Bristow, anunció la extensión del proyecto por 10 años más, y graficó lo que podría significar para la Argentina que se concrete uno nuevo: desde su puesta en producción, en 2005, Veladero exportó más de US$14.000 millones; a la vez que se prevé que acumule inversiones por US$610 millones para la extensión de su vida útil. “El anterior Gobierno no estaba funcionando. Cuando le tenés que pagar toda la plata que hacés al Estado… Ahora, estamos contentos con que el nuevo Gobierno aprecie el valor de las inversiones. La Argentina lo tiene todo. No debería tener pobreza. En mi opinión, la pobreza es el mayor riesgo para las generaciones futuras. Y en este contexto es muy importante reconocer el valor de la minería”, dijo Bristow a LA NACION.
Más allá de Veladero y del oro, Barrick y Shandong tienen un proyecto en etapa avanzada, también en San Juan, para la explotación de cobre, “el metal más estratégico del plantea, porque es irreemplazable”, según Bristow. El cobre es también, según indican en el sector, la eterna promesa de la Argentina, por la esperanza que suscita Chile. El país trasandino genera exportaciones de cobre por más de US$56.000, “y la cordillera es la misma”, como suelen decir en el sector minero argentino.
Otra de las empresas con un proyecto de explotación de cobre, también en San Juan, es la canadiense McEwen Mining. Su vicepresidente, Michael Meding, dijo en una charla con periodistas de la que participó la nacion, que la mina significaría una inversión inicial de US$2500 millones. “Si la Argentina genera un clima de estabilidad, la explotación de cobre podría generar exportaciones por US$10.000 millones”, se entusiasmó Meding.
Actualmente hay una mina de cobre en producción en Jujuy. Y son 22 los proyectos existentes en diferentes etapas de exploración y evaluación, principalmente en las provincias de San Juan, Catamarca, Jujuy, Salta y Río Negro. Seis de ellos están en una etapa de desarrollo avanzada. Sobre la conformación de una Mesa del Cobre, y sobre la expectativa que genera la minería en general, Roberto Cacciola, presidente de CAEM, matizó: “Es buenísimo el RIGI, lo estamos esperando todos, pero hay mucho para resolver: temas de competitividad, carga fiscal, atraso cambiario, un montón de cuestiones que hacen que al país se lo mire distinto a como se mira a Chile o Perú, que tienen años de estabilidad macro”.
Los nuevos jugadores
El potencial que ofrece el negocio minero en la Argentina, sin embargo, no solo seduce al capital internacional. En los últimos meses, jugadores locales de otros rubros empezaron a poner unas fichas en negocios como el litio y el cobre, y en otros con menos “prensa”, como el potasio o el carbonato de sodio.
Un año atrás, YPF anunció la puesta en marcha de su primer proyecto de explotación de litio junto con la empresa provincial de Catamarca Camyen (Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado). Por el momento, el proyecto se encuentra en la etapa de exploración, buscando identificar el potencial y el contenido de litio en un terreno de 20.000 hectáreas ubicadas en Fiambalá.
José Luis Manzano es otro empresario que está apostando fuerte a la minería. El actual dueño de Edenor acaba de quedarse con una serie de áreas para explorar potenciales reservas de oro, plata y cobre en San Juan, lo que se suma al proyecto millonario que lleva adelante en Mendoza para reanudar las operaciones de una planta de fertilizantes de potasio que había abandonado el grupo brasileño Vale. “Sin metales no hay transición energética”, aseguró el exdiputado del PJ en una entrevista que concedió en Londres.
En la lista de nuevos jugadores mineros también se quiere anotar Pan American Energy (PAE). La petrolera de la familia Bulgheroni le presentó al gobierno de Catamarca un plan de inversión para desarrollar litio en la provincia. Por su parte, Cristóbal López anunció un desembolso de US$250 millones para ampliar las instalaciones de Alpat en San Antonio Oeste (Río Negro), la única planta que produce carbonato de sodio en el país, un insumo clave en los procesos de separación del litio de las salmueras que incluyen el metal.
Sin embargo, no todas las ramas de la minería están pasando por un buen momento. Según datos de CAEM, la producción nacional de rocas –los denominados “picapiedras”, con fuerte presencia en Córdoba y Buenos Aires–, cemento y cal, fundamentales para la construcción, se encuentra en un 17% de su capacidad. La suspensión de la obra pública nacional fue una catástrofe para la actividad. “Están muy golpeados, es una situación muy compleja”, dijo Cacciola.
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