La cumbre minera realizada por el Gobierno de Mendoza marcó un antes y un después. La gestión provincial confirmó el rumbo y preparó un gran escenario para enviar un mensaje y mostrarle al sector minero del mundo que no hay vuelta atrás. Sin embargo, la industria también pone sus condiciones y tiene claro que, a pesar de los avances, queda bastante camino por recorrer y sin margen para los errores.
No se puede desconocer, más allá de las opiniones, que el Ejecutivo mendocino logró los objetivos que se planteó en lo que a gestión se refiere. Lograron la amplia aprobación de Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO) y, además, se volvió a instalar la minería en la agenda de los mendocinos como una alternativa para sumar al desarrollo de la matriz productiva.
Pero la duda que aún persiste es si la industria minera también comienza a cambiar su visión sobre Mendoza, la que resultó negativa desde que se aprobó la Ley 7.722 en el años 2007. El primer indicio de cambio debería darlo el nivel de inversión que recibirán los 34 proyectos de MDMO. Otro indicador también será la cantidad de empresas junior que lleguen a la provincia atraídas por el impulso exploratorio de la gestión de Alfredo Cornejo.
Pero una de las formas más concretas para saber si Mendoza comienza a salir de las «listas negras» del sector minero es la Fraser Institute Annual Survey of Mining Companies, relevamiento a través del cual se determina año tras año que distritos del mundo son los más atractivos para la inversión y también los que son menos recomendables. El último informe, publicado en mayo pasado no consideró a Mendoza ni siquiera en el listado, algo que sucedió por segundo año consecutivo. Por eso, será clave ver en qué lugar puede llegar a estar en el informe que se publicará el próximo año.
Aunque aún falta para conocer el informe, las acciones actuales del Ejecutivo resultan claves, porque es justamente en este período del año (el último trimestre) que el Fraser Institute envía las encuestas a los participantes del estudio. Aunque es enviada a ejecutivos de todos los niveles de compañías, la mayor cantidad de respuestas llegan justamente desde el sector de las empresas dedicadas a la exploración, por lo que resultará ser un termómetro que puede reflejar bastante bien el impacto del plan del Gobierno de Mendoza en el mundo minero.
En el informe 2023, el 43% de las respuestas llegaron desde compañías que se dedican a la exploración, mientras que el 19% llegó desde empresas productoras con altos niveles de inversión. Las junior, que son las empresas que está convocando Mendoza hoy, son las compañías que están marcando el nivel de confianza en los distintos distritos mineros del mundo, porque son las que se enfrentan los primeros desafíos. Corren el riesgo de la inversión sin saber si tendrán resultados positivos y tienen billeteras más frágiles que las grandes compañías mineras del mundo.
Las junior resultan claves en las mediciones de confiabilidad, porque son las que no tienen un gran margen en caso de enfrentar -por ejemplo- cuestiones de inseguridad jurídica. Detener por algún aspecto un proyecto de exploración de una junior puede resultar en un gran problema económico. Saben que quizás no encuentran mineral, pero a eso sumarle otros problemas ya se vuelve algo más grave. En el caso de las empresas senior, la espalda que tienen permite que puedan mantener algunos proyectos en stand by y enfocarse en otros lugares del mundo en los que también tienen activos. Además, el mismo termómetro que son las junior, les permite hacerse una idea clara de lo que es cada distrito en materia minera.
Pero más allá del impacto directo que pueda tener una medida en algún distrito del mundo en un sector de la cadena de desarrollo de un proyecto minero, en todos los niveles están atentos a los procesos de cada provincia o país, porque marcan los desafíos que puede presentar un proyecto en su camino hacia la producción de mineral. Eso, porque a la hora de los estudios de factibilidad se ponen sobre la mesa no sólo las cuestiones económicas, sino todas las aristas que implica el desarrollo de una mina y que van más allá del volumen de mineral y la ley del mismo.
De ahí, que hoy Mendoza no tenga margen de error en el camino que emprendió, porque cualquier inconveniente en el cumplimiento de los procesos que establece la legislación vigente, puede ser considerando un signo negativo. De hecho, en el Ejecutivo destacaron el amplio respaldo legislativo a MDMO como un signo de seguridad jurídica, por lo que resulta fundamental en el futuro mantenerlo y que todos los proyectos mineros, en los distintos niveles de desarrollo, que tengan que ir a la Casa de las Leyes en busca de un aval político, lo terminen consiguiendo. Sólo así podrán dejar muy claro que Mendoza dio un paso concreto hacia el desarrollo de la industria minera.
En ese contexto, resulta clave el papel de todos los sectores políticos actuales y futuros, para convertir este nuevo impulso minero en el punto de inflexión que indique que se terminaron los años perdidos en materia de desarrollo de una industria que puede ser un gran motor para Mendoza y los mendocinos.
Fuente: MDZol.com