En distritos como Jáchal e Iglesia, los vecinos tienen quejas, pero ven a la actividad como una oportunidad; la política la alienta; qué proponen los candidatos que pulsean por la gobernación sobre un rubro decisivo
JÁCHAL e IGLESIA (Enviado especial).- Cargada con varias bolsas, Adriana Ángel camina por una calle del departamento de Iglesia, en San Juan, que es el comienzo de un extenso camino que desemboca en la mina Veladero. A un lado de la calle, un cartel exhibe la omnipresencia de la actividad minera en esta zona cordillerana. “Barrick. Programa de Fortalecimiento del Sector Agrícola de Iglesia y Jáchal”, se lee en el letrero, en el que se desglosan medidas que la firma minera canadiense anunció para cooperativistas del lugar, como el “riego por goteo”. La caminata de Adriana es solitaria a la hora de la siesta. “La mina es lo único que hay”, sintetiza.
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