Dos de las 25 mayores minas de oro del mundo están en la Argentina: son la de Veladero, que opera Barrick Gold Shangong (capitales canadienses y chinos) en San Juan, y Cerro Negro, en Santa Cruz.
Según consigna el informe del Indec sobre los complejos exportadores en 2022, las exportaciones del sector minero metalífero y litio alcanzaron US$5695 millones (6,4% de las exportaciones), con un aumento interanual de 15,2%. El complejo de mayores ventas externas fue el de oro y plata, con una participación sobre el total exportado por el sector de 52%; le siguieron en importancia el siderúrgico (21,7%), aluminio (13,7%), litio (12,2%), y otros minerales metalíferos (0,3%).
Las exportaciones del complejo oro y plata alcanzaron US$2959 millones (3,3% de las exportaciones totales) y se incrementaron 1,8% respecto del año anterior. El 73% de estas exportaciones correspondió a oro para uso no monetario en bruto, mientras que las exportaciones de plata en bruto y mineral de plata y sus concentrados representaron el 27%.
Según datos oficiales, en 2019, los tres minerales más relevantes en su contribución al PBI minero argentino fueron el oro (57,4% del total), la plata (15,9%) y el litio (7% entre carbonato y cloruro). Estos tres minerales dieron cuenta de alrededor del 80% de la producción minera total.
Sin embargo, hay luces de alarma porque la falta de exploración que traen aparejada las condiciones macroeconómicas, y las minas en producción ya están “maduras”, por lo que se requiere de exploraciones para renovar la producción.
Un informe de la Secretaría de Minería de la Nación da cuenta de que, desde la promulgación de la ley de inversiones mineras, en mayo de 1993, la Argentina es un exportador neto de oro; desde entonces prácticamente no hubo importaciones y la producción se destina completa al exterior.
El salto en la producción se dio con la puesta en funcionamiento de Bajo de la Alumbrera (única de “clase mundial” del país) en noviembre de 1997 y Cerro Vanguardia, un año después. Años más tarde entraron nuevas minas en producción, como Veladero (2005); San José-Huevos Verde (2007); Gualcamayo (2008); Manantial Espejo (2009); Casposo (2010); Cerro Negro (2014); Cerro Moro (2017) y Lindero en 2020.
Actualmente hay diez yacimientos en producción, y Veladero, Cerro Negro, Lindero y Cerro Vanguardia explican el 75% del volumen total de oro extraído. El año pasado, según datos oficiales, se generaron 24 toneladas en el país (en 2020 fueron 23 y en 2021, 22). El pico fue en 2018, con 53 toneladas.
Los destinos
La producción mundial alcanza las 4721 toneladas; el primer lugar del ranking es para China, con 330 toneladas; le siguen Australia y Rusia, ambas con 320; Canadá con 220; Estados Unidos con 170, y México y Kazajistán, con 120 toneladas. Atrás quedó, con 110 toneladas, Sudáfrica, que llegó a estar en el segundo puesto. Más abajo se acomodan Uzbekistán, con 100 toneladas, igual que Perú; Ghana, con 90, e Indonesia, con 70.
Los destinos de las exportaciones argentinas de oro que se destacaron en 2022 fueron los del bloque que conforman Estados Unidos, México y Canadá (Usmca), Suiza, el Mercosur, la India y China. Están muy concentrados en tres países, lo que puede verse como una “desventaja” –según la califica la Secretaría de Minería–, ya que implica una “alta dependencia” de la coyuntura económica de cada uno; son Suiza (36%), Estados Unidos (33%) y la India (26%).
Reglas claras
En octubre pasado, Mark Bristow, presidente y CEO de Barrick, dio una conferencia de prensa en San Juan donde dijo que las condiciones macroeconómicas argentinas –regulaciones del tipo de cambio, restricciones a las importaciones, inflación y carga impositiva– ponían en riesgo la continuación de la actividad. “Si las reglas del gobierno nacional siguen cambiando, los 10 años informados se pondrán en riesgo. En este momento nos encontramos en una situación crítica como consecuencia de los costos asociados a la inflación, provenientes de regulaciones agresivas de corto plazo”, definió. Indicó que, si continúan las actuales circunstancias, se recortará la vida útil de la mina, con la operación mina finalizando en 2026 y la lixiviación en 2029; el plan previo era 2030 y 2034, respectivamente.
Mario Capello, exsubsecretario de Desarrollo Minero, sostiene que la baja en la producción local de oro se relaciona con el desdoblamiento cambiario de hecho que existe. “Cuando se exportan dos kilos de oro, uno se lo queda el Gobierno”, grafica, y apunta que cuando las empresas deciden acortar la vida útil de los proyectos, “impactan en el empleo, en la calidad de vida”.
Franco Mignacco, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, ratifica que la producción de oro “se ha ido deteriorando en los últimos años por el contexto macro”; grafica que las exportaciones de oro y plata representaban 80% del total de minerales y ahora rondan menos del 60%. Subraya que los problemas macroeconómicos del país impactan en el sector y provocan inconvenientes en las operaciones.
“Desde la Cámara estamos muy preocupados, no se trata de que un mineral vaya en detrimento del otro; que si hay proyectos de litio, ya está. La generación de divisas es sumando todo. Se tienen que rever las situaciones que se están atravesando, las hemos planteado al Gobierno”, explica.
En la Argentina, por ejemplo, el oro paga 8% de retenciones: “Son distorsivas para la exportación, la desincentiva y nos hace menos competitivos que Chile y Perú, que no tienen esa carga. Tenerlas es penalizar el ingreso de dólares al país”, dice Mignacco.
Capello repasa que cuando, en febrero de 2016, en la gestión de Mauricio Macri, se eliminaron las retenciones al sector, para el caso de Bajo la Alumbrera, el costo fiscal estimado de la quita en los 16 meses restantes de la vida de la mina significaban US$43 millones como impacto directo, pero la extensión del proyecto por 20 meses permitía adicionar exportaciones por US$835 millones, lo que generaba aportes a la economía por US$522 millones.
“Por efecto de la quita de retenciones, se recuperó a fines de 2018 solo por impuesto a las ganancias más de dos veces lo que se hubiese recaudado por retenciones. Deben agregarse otros importantes aportes a la economía argentina”, añade Capelo.
Mignacco indica, además, que siguen muy de cerca los temas derivados de la situación cambiaria. “La inflación internacional, la suba de costos en dólares, la brecha y las dificultades para el acceso al MULC afecta directamente a las empresas”, añade.
Insiste en que todo ese esquema provoca una “contracción en las capacidades productivas y no alienta que se siga ampliando el horizonte porque no cierran las ecuaciones económicas”. En las iniciativas maduras, los márgenes de rentabilidad son menores y los nuevos “no arrancan” con las exploraciones. “Al liquidar las divisas en el mercado oficial no alcanza”, subraya.
Desde la Secretaría de Minería admiten que la coyuntura macro “puede que no sea la mejor” pero plantean que las empresas pueden acceder al dólar “contado con liqui” y eso les da “mejor competitividad” a pesar de que reconocen que los costos en la Argentina son, históricamente, más altos que en Chile.
Mignacco está convencido de que las exploraciones están “limitadas” por las condiciones de la macroeconomía: “Hay proyectos en danza, pero los resultados de las exploraciones se ven en cinco o diez años y por eso la preocupación en el sector. Hay que generar condiciones, reglas claras, porque las iniciativas mineras son de capital intensivo”.
Cuánto se paga
El precio internacional de la onza no es un problema; ronda los US$1800 o US$1900 y se viene manteniendo estable. Capello coincide en que el precio es “bueno” y que el problema es la falta de exploración: “Podríamos estar en el doble o triple de producción, pero hay que explorar. La que se hace es en los lugares conocidos y no en el resto”.
Para el exfuncionario, “desapareció el negocio; hay empresas que adelantan el cierre, están sin procesar el mineral; hace falta oro para pagar costos operacionales e impuestos. Hay que normalizar la economía y quitar las retenciones. De esta manera podría volver a pasar lo que pasó cuando se quitaron: las minas que estaban por cerrar extendieron su vida útil”, afirma.
Costos en alza
La consultora Abeceb realizó el Índice de Costos de la Minería (ICMA) junto con la Cámara Argentina de Empresarios Mineros; mide 24 subdivisiones que impactan en forma directa en las empresas en producción. Están agrupados en media docena de divisiones principales, remuneraciones, servicios, energía y combustibles, logística, consumibles/materiales y “otros”. Es solo para operaciones metalíferas de oro y plata.
Entre marzo de este año y el mismo mes del 2022, el aumento fue del 7,7%. En el tercer mes del año la variación del nivel general del ICMA fue 0,2 puntos porcentuales superior a la inflación de Estados Unidos, utilizada como referencia internacional. Lo que, según señala el estudio, muestra una “pérdida de competitividad explicada en parte por la aceleración de los costos nacionales e internacionales y el atraso cambiario” y se profundiza en el acumulado, cuando se encareció 3,24%, “a contramano de lo que está ocurriendo en el resto del mundo, donde la inflación en dólares está en descenso”.
En el desglose se registra que las remuneraciones acordadas por convenio colectivo hasta junio acumularon una caída de 1,1% en el primer trimestre y en marzo el aumento fue del 2%. A su vez, el gasto en consumibles, en marzo, se incrementó 1,9% (4,3% en el acumulado) afectado principalmente por los de origen importado y los asociados al aumento de precio de acero (31,4%).
Los costos de energía y combustibles cayeron 1,7% en marzo por el límite de aumento acordado para el diésel por el programa Precios Justos. En marzo las mayores variaciones positivas fueron en insumos transables (materiales y repuestos, químicos) mayormente importados, dado los aumentos de costos globales, afectados por el incremento del valor de los fletes internacionales (desde China costaron 14,4% más) dada la volatilidad en el precio del crudo. El costo acumulado de materiales y repuestos alcanzó 8,7% en el primer trimestre, 6,9 p.p. por encima de la inflación de Estados Unidos (referencia).
Los precios de consumibles nacionales en el mismo mes, como cales y cementos cayeron 1,1% y 0,6% los explosivos por la “desaceleración de las obras de construcción impactando a la baja en la demanda de sus insumos críticos”. Según el Indec, el ISAC acumula en el primer trimestre una caída del -0,8%.
En cuanto a los costos de energía eléctrica, si bien en marzo registraron un crecimiento de 0,9%, en el acumulado cayeron 0,7%. El gas natural bajó en el primer trimestre 3,9% y en marzo registró una baja de 5,1%, como resultado de la baja en los precios de commodities energéticos.
El reporte da cuenta de que, a partir de 2021, los costos mineros muestran una tendencia alcista por sobre el precio internacional de los commodities por la mayor presión sobre los costos operativos locales.
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