La industria arranca el año con una caída del 6,3%

Después de haber retrocedido el año pasado 1,3% en promedio, la industria cayó 6,3% en enero en la comparación interanual, según el índice que elabora la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL)

En enero, de acuerdo a la información preliminar de los economistas de la fundación, la producción industrial registró esa contracción interanual con caídas generalizadas de actividad que alcanzaron a los sectores de alimentos y bebidas, textiles, químicos y plásticos, minerales no metálicos, industria metalmecánica e industria automotriz.

En cuanto al ranking de crecimiento sectorial del mes, la producción de papel y celulosa se elevó 1,9% seguida de la refinación de petróleo que aumentó 1,1%, en ambos casos en la comparación con enero del año pasado. A su vez, los despachos de cigarrillos igualaron el nivel de enero de 2023.

Pero, las restantes ramas de actividad industrial registraron retrocesos. Por caso, la producción de insumos textiles se recortó 2,2%. Le siguió la producción de insumos químicos y plásticos que se contrajo 3.,1% y la de alimentos y bebidas que lo hizo 4,9%, en cada caso en la comparación interanual.

Con caídas de actividad superiores al promedio se colocaron, según FIEL, las industrias metálicas básicas que registraron un retroceso de 8,7%, la producción de minerales no metálicos que se contrajo 13%, la producción automotriz con una caída de 16,4% y la metalmecánica con una reducción del 18,7%, en cada caso respecto de enero de 2023.

En términos desestacionalizados, la producción industrial del mes cayó 0,9% respecto de diciembre, “encadenando dos meses en retroceso y retomando el sendero de caída luego del impasse registrado en noviembre”, consignó el informe sectorial. “Con lo anterior, el nivel de actividad corregido por estacionalidad del mes de enero resulta 11,2% inferior al registrado en mayo de 2022 en el inicio de la actual fase recesiva de la industria.”

Finalmente, todos los indicadores que permiten anticipar una reversión de la fase señalan que esta se profundiza y se prolonga. Básicamente los analistas de FIEL consideran que en términos de perspectivas de corto plazo, la industria a comienzos de 2024 transita un periodo de adecuación al nuevo escenario económico, que se caracteriza por un marcado cambio de precios relativos de bienes y servicios,un fuerte deterioro del poder de compra del público y mayores incentivos a la exportación.

Otro punto que evalúan los economistas es que «en el corto plazo el ordenamiento de las deudas comerciales con los proveedores del exterior mediante el BOPREAL, junto con los plazos establecidos para el acceso al mercado de cambio, va a marcar el ritmo de las importaciones de insumos, partes y piezas, y con ello el de la normalización de los stocks en ramas que utilizan intensivamente insumos importados».

Según FIEL, la producción de sectores vinculados al consumo –por ejemplo, textiles, calzado, bienes durables de la línea blanca, gris, marrón y de pequeños electrodomésticos‐, será el más castigado. Este segmento «se verá afectado por el deterioro de los ingresos reales y la readecuación de los gastos de las familias. Otros bienes con demandas menos elásticas podrían sostener ventas y producción, aún cuando ello implique migraciones hacia bienes de menor calidad», consideró. «Pero, el cambio de precios relativos de la economía supone incentivos a mayores exportaciones, de modo que los sectores con inserción internacional podrían sortear con mayor margen el impacto de la contracción del mercado interno, tales los casos de los alimentos, los químicos y plásticos, metales comunes, elaborados de metal y vehículos.»

Al considerarse las perspectivas a más mediano plazo, según FIEL, «no debe perderse de vista el escenario económico en Brasil, que podría sumar tracción sobre la actividad industrial local.»

Fuente: Clarin.com

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