«Nos da previsibilidad», enfatizó la funcionaria, quien afirmó: «Todos los años tener que negociar cuánto volumen tenía era una situación que en el norte nos quitaba previsibilidad y esa visión de futuro».
La obra también «va a generar empleo, casi 15.000 puestos entre trabajos directos e indirectos», precisó Royon.
La secretaria de Energía le agradeció al ministro Massa, «que entendió que la mirada de este sector no es una mirada de corto plazo, sino estratégica y de mediano plazo».
«Esta obra fue priorizada para empezarla lo antes posible, antes que el segundo tramo (del gasoducto Presidente Néstor Kirchner), porque es realmente urgente y necesitamos resolver el invierno que viene», señaló la funcionaria, oriunda de Salta.
Por último, ponderó: «En medio de un escenario complejo, electoral, necesitamos esa mirada para crecer, podernos parar en proyectos de desarrollo, en puntos de encuentro, y poner el interés de los argentinos y del norte argentino por sobre estas discusiones políticas».
Las decisión de avanzar de manera prioritaria en la obra responde a que Bolivia manifestó que no está en condiciones para 2024 de garantizar los volúmenes de gas natural en firme que requieren las provincias del norte, lo que forma parte de la nueva adenda que negocian ambos países.
La Argentina precisa contar con envíos en firme de gas natural al menos un año más de manera de asegurar el abastecimiento de la demanda, no solo para el consumo residencial e industrial sino para la generación de electricidad de las usinas térmicas que sólo funcionan con ese combustible.
La inestabilidad de Bolivia como proveedor de gas a la región responde al declino de producción que comenzó hace una década cuando pasó de producir un pico de 63 MMm3/d a los 40 MMm3/d del año pasado y a los 38 MMm3/d que se estiman para el presente.
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