Hay sueños grandes, y otros un poco más chicos, pero donde entra mucha gente que empieza a soñar junto con eso.
En el corazón de la precordillera, bajo más de 400 metros de roca, conocieron la mina Gualcamayo, una de las dos que actualmente se encuentran en plena producción en la provincia.
San Juan se convirtió en los últimos años en el centro de la llamada segunda ola minera. Grandes corporaciones internacionales de Canadá, China, Estados Unidos y España desembarcaron atraídas por dos factores decisivos: el precio récord de la onza de oro y el enorme potencial del cobre, un mineral clave para la transición energética global.
La mina Gualcamayo, operada por Minas Argentinas S.A., pertenece a una familia de origen español que también invierte en otros sectores del país, desde la energía en Vaca Muerta hasta la pesca en el sur argentino. Allí, el oro extraído se exporta principalmente a la India. Según datos del proyecto, el 52% del valor de cada lingote queda en impuestos y regalías para la Argentina, con un 6% destinado directamente a la provincia.
Más allá de los números, el impacto económico se percibe en la actividad local. Eso significa mucho trabajo: camioneros, proveedores, empresas eléctricas, montadores de paneles solares, transporte, alimentación, toda una red de oficios que se activa alrededor de la minería.
El director ejecutivo de Minas Argentinas S.A., Ricardo Martínez, explicó a Cadena 3 que el futuro de Gualcamayo está marcado por la expansión del proyecto Carbonatos Profundo, cuya construcción se estima para 2027. “Esperamos poner el primer lingote de esa mina subterránea en 2029 y mantener la producción por al menos 20 años más”, señaló.
Martínez destacó que la minería sanjuanina “ha significado una mesa donde se sienta mucha gente”, y anticipó que el sector se encamina hacia una nueva etapa: la era del cobre, con proyectos de pórfido cobre-molibdeno que también contienen oro y plata. “Hay minas en Chile que llevan más de cien años produciendo. Esperemos que ese sea el futuro de la minería argentina”, concluyó.
Así, mientras el agro y Vaca Muerta continúan liderando el ingreso de divisas, la minería se perfila como el tercer gran motor de la economía nacional, con San Juan como su epicentro. Bajo la montaña, entre galerías y vetas, late una promesa dorada —y ahora también rojiza— para el desarrollo argentino.
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