El sector lleva más de 30 meses de aumento del empleo. Una empresa clave prevé incluso una mejora de los precios mundiales, pero faltan infraestructura, acceso a insumos y equipo y disponibilidad de mano de obra. En contraste, declinan oro y plata y el cobre sigue siendo un “potencial” incumplido
En junio pasado, último mes para el que se cuenta con datos de empleo desagregados por rubro minero, el del litio cumplió 30 meses consecutivos de crecimiento. Es una cifra modesta: 742 nuevos empleos directos, para sumar 2.930 puestos de trabajo, pero representa un aumento del 34% respecto de junio de 2022. Y todo indica que el crecimiento siguió en los meses siguientes y seguirá en los próximos años. En lugares como Antofagasta de la Sierra, en la puna catamarqueña, ya no hay mano de obra disponible y uno de los principales desafíos de las empresas litíferas hoy es conseguir mano de obra, en especial profesionales calificados.
Es una de las manifestaciones del “boom del litio”, que ya cuenta en la Argentina con 3 operaciones activas y otros 6 proyectos en etapa de construcción, que comenzarán a funcionar entre 2024 y 2025 (ver mapa de proyectos mineros, más abajo).
Cabe consignar, sin embargo, que pese a semejante crecimiento, el litio es solo el quinto empleador minero, detrás de los 11.220 puestos de los proyectos metalíferos (principalmente oro y plata) en producción (28,5% del total sectorial), los 8.899 empleos de “servicios y actividades relacionadas con la minería” (22,6%), los 6.277 de “rocas de aplicación” (15,9%) y los 3.368 de “minerales no metalíferos” (8,6% del empleo minero).
Impulso litífero
Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), dijo en una entrevista televisiva que el sector litífero empezó el año con una capacidad de producción de 35.000 toneladas de carbonato de litio equivalente y lo terminará con entre 65.000 y 70.000 toneladas (a mediados de año se inició la tercera operación litífera activa) y que cuando los proyectos en construcción empiecen a producir la capacidad se estirará a 260.000 toneladas anuales, casi 7 veces la de inicios de este año. El mapa permite apreciar el universo de proyectos y la concentración de los de litio en el noroeste argentino.
Cacciola, sin embargo, advirtió sobre la realidad minera en su conjunto. “Hay grandes dificultades para proveerse de insumos y repuestos y abonar servicios del exterior, son cosas imprescindibles para sostener la producción”, subrayó, para un sector que exporta más de USD 4.000 millones e importa menos de USD 300 millones anuales, aunque lo que importa es imprescindible para sostener la producción.
Además, señaló, si bien las exportaciones de litio fueron en 2022 de casi USD 700 millones, bordearán este año los USD 1.000 millones y en 2024 aportarían entre USD 1.350 y 1.400 millones, de otro lado la producción y exportaciones de oro y plata, que todavía explican el 70% de las exportaciones mineras argentinas, están en “inclinación descendente”, con un solo proyecto importante (Navidad, en Chubut), bloqueado por el clima antiminero en esa provincia patagónica.
Potencial envejecido
El cobre, otro “mineral crítico” de la transición energética, con 5 proyectos (3 en San Juan, 1 en Salta y 1 en Catamarca) y un potencial de inversiones cercano a los USD 25.000 millones, es una promesa que va envejeciendo. “La palabra ´potencial” ya me gusta poco, venimos hablando del potencial (del cobre) hace 30 años, no estamos produciendo desde la salida de la Alumbrera en 2018 y si no cambiamos las condiciones seguiremos hablando de potencial”, dijo Cacciola.
En ese contexto, el litio reluce como si fuera oro. El mayor volumen de exportaciones de carbonato permitirá este año aumentar el valor en dólares, pese a la caída del precio respecto de los récords a que había llegado en 2022. Incluso ahí hay una luz positiva: el martes pasado, al informar sobre los resultados del tercer trimestre (ganancia neta de USD 87,4 millones a nivel mundial), Paul Graves, CEO de Livent, la empresa cuya fusión con Allkem en Arcadium conformará la tercera litífera mundial, con operaciones en la Argentina, dijo que el precio del carbonato de litio podría recuperarse en 2024, por faltantes de oferta, debido al consumo de inventarios de celdas de litio (para baterías) que se dio a lo largo de 2023 en respuesta a la sostenida demanda mundial de vehículos eléctricos, cuya venta, a septiembre, aumentó 25% interanual.
Aumento de capacidad productiva, del volumen exportado y del precio podrían así impulsar el valor de las exportaciones litíferas incluso por encima de las previsiones sectoriales.
Infraestructura
El aumento de la producción, sin embargo, está asediado por las dificultades de abastecimiento de insumo y equipos importados que señaló Cacciola para el sector minero (y para la economía argentina en general), la escasez de mano de obra apropiada y las limitaciones de infraestructura.
“El transporte asociado al litio dentro la Argentina cubre largas distancias y depende principalmente de transporte vial y ferroviario que enfrentan desafíos de calidad del estado, deficiencia de conectividad y costos altos”, dice una presentación que Liljana Sekerinska, especialista senior en Transporte del Banco Mundial, hizo ante la cámara minera, en la que presentó una proyección de aumento de la producción un algo menos empinada y más extendida en el tiempo, en la que se llegaría a las 260.000 toneladas de carbonato de litio recién entre 2027 y 2028, como muestra el gráfico de arriba, y marcó una serie de limitaciones a superar. Entre otras, enumeró las siguientes:
-Los proyectos de litio están lejos de las principales rutas, en especial las pavimentadas
-Las rutas de Salta y Jujuy pertinentes para los proyectos de litio se encuentran en estado regular o malo
-Los volúmenes de cal y carbonato de sodio que se requieren en cada proyecto de litio son de tres a cuatro veces mayores en comparación con el volumen de carbonato de litio producido.
-Los proyectos de cal están conectados por la red vial nacional, pero la mayoría de los proyectos de litio están alejados de ella.
Sekerinska subrayó la importancia de la ruta nacional (RN) 34, por la que en 2021 se transportaron más de 10 millones de toneladas de carga, y en menor medida las de las RNs 40, 9, 68 y 38 y precisó que las necesidades de financiamiento vial implican un costo adicional de conservación de entre USD 5,4 y 12,5 millones por cada 100 kilómetros cada 10 años, alta vulnerabilidad de esa red a los eventos climáticos, mayores costos por interrupciones y estimó que la mayor circulación de camiones podría provocar 41 muertes de tránsito, 410 lesiones graves y 820 lesiones leves por año “a menos que se lleven a cabo mejoras de seguridad vial en la red”.
Según el estudio, el 36,4% de los 1,7 millones de toneladas de insumos necesarios para la producción de litio podrían trasladarse en ferrocarril, lo que requeriría un ambicioso plan de inversiones en el parque y en la red ferroviaria.
Por caso, apuntó, el ramal C14 del Belgrano cargas, transporta actualmente una 13.000 toneladas anuales, pero la perspectiva de los proyectos mineros podría sumarle al ramal nada menos que 1,33 millones de toneladas, unas cien veces más, lo que da una idea del desafío logístico y de inversiones que implica la infraestructura de un sector tan promisorio y de un horizonte o “ventana de oportunidad” que los especialistas estiman en unos 20 años.
No solucionar estas cuestiones haría que, como el caso del cobre que señaló Cacciola, el litio corra el riesgo de pasar a ser otro “enorme potencial” desaprovechado.
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