El arranque del 2024 trajo una catarata de malas noticias para la actividad económica. En enero, el patentamiento de autos cayó 33,0%, las ventas minoristas se desplomaron 25,5% y la construcción se contrajo 28,2% interanual, según datos de la consultora Invecq. Y tal como marca Econviews, los salarios reales registraron una pérdida del 19% en diciembre, marcando el golpe más significativo en los ingresos desde octubre de 2017
Con este comienzo, todos los economistas pronostican que este año se profundizará la recesión, con una caída que oscilaría entre 2,4% y el 4,4%, según como se vayan moviendo en los próximos meses las principales variables económicas.
Los analistas coinciden en que estamos atravesando el peor momento y muestran matices en cuanto a cuál será el momento en que la debacle se frene.
Econviews ve “una mejora de la economía a partir de mayo, primero incipiente y luego más robusta. Esto es condicional a que la inflación vuelva a un dígito, lo que llevaría a que el ingreso disponible se recupere”. Aún así, la actividad retrocederá 2,6% en el año en este pronóstico.
María Castiglioni, de C&T Consultores, apunta que “no se percibe una recuperación ni en febrero ni en marzo. En abril ya va a ayudar la cosecha y todas las actividades vinculadas, como el transporte y el comercio mayorista ligado a las exportaciones. Seguramente empezará a haber un punto de inflexión, pero va a ser muy desparejo. En el consumo interno la recuperación va a ser con más delay que en los sectores transables”.
Para acelerar la velocidad de la recuperación será clave el levantamiento del cepo, un factor decisivo para abrir la puerta a la llegada de inversiones.
Para Castiglioni, “no parece descabellado que la unificación cambiaria se dé a mitad de año. Eso puede ayudar a que haya alguna recuperación en el sector que requiere inversión, como minería, litio y Vaca Muerta”.
Fernando Marull, director de FMyA ve dos motivos para que la economía rebote en los próximos meses. “Primero por los salarios, que en febrero empataron y en marzo empiezan a ganarle a la inflación. Las paritarias se van a ir reacomodando a niveles por arriba del 15% mensual, cuando la inflación esté dando abajo de 15%”.
El segundo factor favorable que ve Marull es la llegada de la cosecha, que empezará a tallar a partir de abril y a traccionar las exportaciones. Aún así, el economista estima una caída de la actividad de 2,4% para todo el año. “La clave para la recuperación de la actividad son el consumo y las exportaciones, la inversión es más de largo plazo y todavía no la veo recuperándose”.
Desde Abeceb, Elisabet Bacigalupo plantea que para este año en medio del fuerte ajuste esperan «un escenario de V corta: una recesión profunda pero no muy larga donde la actividad toca piso en el segundo trimestre. Entre abril y mayo debería empezar a llegar al piso y dar la vuelta. El agro va a actuar como un amortiguador, no solo por el propio sector sino porque derrama en los pueblos del interior, en transporte, servicios y demanda de gasoil, entre otros.
Pero el efecto benéfico del agro no será suficiente para contrarrestar el derrumbe de la demanda doméstica, lo que provocará que la economía se contraiga entre 4,1 y 4,3% en 2024, según el pronóstico de Abeceb. Y advierten que sin el agro, la caída del PBI llegaría a 7%.
Este escenario supone que no habrá nuevos eventos disruptivos. Es decir, que el Gobierno logra esquivar un salto devaluatorio brusco que genere un nuevo fogonazo inflacionario.
“El Gobierno tiene margen para evitar un salto nuevo en el tipo de cambio pese a que la inflación lo erosiona en parte. Lo que no puede hacer es seguir manteniendo el crawling peg del 2% mensual, pero se puede acelerar el ritmo sin ir a un nuevo salto”, refuerza la economista.
Aún si se cumple este pronóstico será un mal año para los bolsillos. “Al salario le va a costar recuperarse, porque este ciclo recesivo empezó con niveles de salario real muy bajo”, señala Bacigalupo.
Desde EcoGo, Sebastián Menescaldi tiene más reparos sobre la recuperación económica.
“En el primer trimestre esperamos una fuerte caída de la actividad, del 7,5% interanual. En el segundo va a haber resultados mixtos: una cosecha mucho mejor que la del año pasado y el resto de la actividad cayendo. Pero hay que ver si ese repunte se confirma en el tercer trimestre, porque dependerá de si el Gobierno logra estabilizar desde lo político y lo económico. Si logra generar expectativas, ahí se puede ir recomponiendo el nivel de actividad”.
Para Menescaldi, “la salida va a ser mucho más débil. la recuperación en V sería milagrosa. Tendría que haber mucho ingreso de capital que yo no veo. Tampoco veo que estén los dólares para unificar el tipo de cambio. El Gobierno logró mejorar bastante el balance del Banco Central con las compras de dólares y licuación de la deuda en pesos. Pero no se puede unificar con US$ 5.000 millones de reservas negativas y después dejarlo a la buena de Dios. Hay que generar mucho más confianza o generar una devaluación mucho más importantes”.
Aún así, Menescaldi destaca que “en el corto plazo se están logrando cosas muy positivas. Ahora hay que pasar de un ancla cambiaria a un ancla fiscal y monetaria. Esto se podría hacer sin devaluar, pero es algo complejo. Nuestra caída de la actividad está entre 3,1% y 4,4% dependiendo de si hay éxito o no con la estabilización de la economía».
Para Menescaldi, con los dólares que aporte la cosecha no sería suficiente para estabilizar la economía. “Puede haber algún aporte adicional de la minería, pero para tener dólares, lo único que queda es bajar la importaciones y eso baja el nivel de consumo”.
Fuente: Clarin.com