En Argentina durante 2022 creció 123,2%, respecto de 2021, y llegó a un total de U$S 15.408 millones, el mayor nivel desde 2012. El principal interés está puesto en Vaca Muerta y el litio.
Pese a que los flujos de ese capital bajaron un 12% a nivel global en 2022, las economías latinoamericanas registraron un repunte importante, captando un total de 208.000 millones de dólares, la cifra más alta alcanzada en la historia de la región. Con Brasil a la cabeza, Sudamérica fue la subregión que lideró el alza.
El crecimiento de la demanda de productos básicos, petróleo y minerales esenciales en 2022 impulsó un aumento de la inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, que llegó a un récord de 208.000 millones de dólares, un 51% más que el año anterior, reveló la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Según el Informe sobre la Inversiones en el Mundo 2023 de la UNCTAD, el incremento contrastó con la tendencia global, que marcó una disminución del 12%, o 1,3 billones de dólares.
Brasil fue el país que captó más flujos de inversión, un aumento del 70% comparado con el año anterior. El segundo mayor receptor fue México, que con 35.000 millones de dólares registró una subida de 12%. En el Caribe, la República Dominicana lideró la entrada de flujos con 4000 millones de dólares. Sudamérica fue la subregión que encabezó el aumento de la inversión extranjera directa con un 73% más que en 2021.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),»en Argentina, las entradas de IED se duplicaron con creces (123,2%) con relación a 2021, y llegaron a un total de USD15.408 millones, magnitud que no se alcanzaba desde 2012”.
De acuerdo con el último reporte, uno de los sectores con importantes proyectos de inversión en la Argentina es el de hidrocarburos, concentrados en la formación de petróleo y gas no convencional de la cuenca de Vaca Muerta.
También queda claro el interés que el sector de extracción y exploración de litio en el norte argentino despierta en los inversionistas extranjeros.
Por su parte, la UNCTAD explicó que en el último lustro las agrupaciones económicas regionales atrajeron flujos en consonancia con la tendencia general de América Latina y el Caribe.
Los flujos aumentaron hacia los Estados miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (34%, hasta 195.000 millones de dólares), el Mercado Común del Sur (35%, hasta 105.000 millones de dólares) y los Estados miembros de la Comunidad del Caribe (el doble, hasta 6500 millones de dólares).
En tanto, esas entradas descendieron un 11% hacia los Estados miembros del Sistema de la Integración Centroamericana, hasta 13.000 millones de dólares.
En 2022, la proporción de anuncios de proyectos en nuevas instalaciones intrarregionales siguió siendo relativamente pequeña, 11% de todos los proyectos de la región, pero aún superior a la de 2017, cuando fue del 8% del total.
El informe señaló que las empresas multinacionales de América Latina y el Caribe tenían el 62% del valor de sus proyectos de inversión en nuevas plantas en la región.
Las fusiones y adquisiciones transfronterizas aumentaron un 80%, hasta alcanzar los 15.000 millones de dólares. El sector manufacturero registró el mayor aumento de las ventas netas, sobre todo en alimentación, bebidas y tabaco, productos químicos, papel y productos de papel.
Sin embargo, el sector servicios continuó siendo el más importante, con ventas netas por valor de 9600 millones de dólares, principalmente en información y comunicación. El valor de las inversiones anunciadas en nuevas instalaciones aumentó un 57%, destinándose la mayoría de los compromisos a las industrias extractivas y automovilísticas.
La UNCTAD advirtió que el entorno mundial para los negocios internacionales y la inversión transfronteriza sigue siendo difícil en 2023. Las elevadas tensiones geopolíticas son uno de los factores de presión identificados por la UNCTAD. Además, el informe destacó el aumento de la incertidumbre de los inversionistas debido a las turbulencias en el sector financiero.
En cuanto a las energías limpias, el organismo internacional recordó que los países en desarrollo deben invertir 1,7 billones de dólares anuales en energías renovables y agregó que, no obstante esta urgencia, la inversión extranjera directa en el sector llegó apenas a 544.000 millones de dólares en 2022.
Y subrayó la necesidad de aliviar la deuda de los países en desarrollo para que puedan invertir en una transición a la energía limpia y atraer la inversión privada internacional mediante mejores las calificaciones de riesgo de los países.
El informe precisó que el déficit de inversión de los países en desarrollo para la transición energética es de de 2,2 billones de dólares al año, en tanto que la brecha anual para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible es de 2,2 billones de dólares.
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